La presente traducción de estos seis poemas de Cavafis forma parte de mi traducción y edición de la poesía completa del poeta alejandrino que, próximamente, va a ver la luz en la editorial Pre-Textos. Al pie de cada poema se señala la fecha en que está datado. El señor Silva da Silva e Silva se trasladó ya que a Gran Bretaña, para confiar su lamentable caso a cargo de quien quizás pudiese sanarlo.
Ese es, pues, para Zorba, el único pecado que Dios no excusa. Pero quizá aquí empezamos a irrumpir el territorio inviolable de la verdad objetiva. La verdad de la vida, en la literatura, no permite su reflejo.
José Antonio Labordeta: Palabras Para Vivir
Para cada demarcación hidrográfica va a existir cuando menos un registro de las zonas que hayan sido declaradas objeto de protección especial en razón de regla específica sobre protección de aguas superficiales o subterráneas, o sobre conservación de hábitats y especies de forma directa dependientes del agua. En relación con los objetivos de protección se distinguirán diferentes estados o potenciales en las masas de agua, debiendo diferenciarse cuando menos entre las aguas superficiales, las aguas subterráneas y las masas de agua artificiales y muy modificadas. Reglamentariamente se determinarán las condiciones técnicas definitorias de cada uno de los estados y potenciales, tal como los criterios para su clasificación. N’) Los criterios sobre estudios, actuaciones y proyectos para impedir y evitar los daños debidos a inundaciones, avenidas y otros fenómenos hidráulicos. Y también’) Una identificación de casos en que se hayan autorizado vertidos directos a las aguas subterráneas. A’) Para las aguas superficiales tanto continentales como costeras y de transición, mapas con sus límites y localización, ecorregiones, tipos y condiciones de referencia.
Es el canónigo Wodka, que le enseña su observatorio y lo introduce en la crónica de la cosmología fundamentada en la teoría de Tolomeo, una hipótesis que, formulada en Alejandría trece siglos antes, aún era aceptada universalmente. El corazón del jóven, todavía incólume ante los escrúpulos de la ortodoxia, se colma de felicidad. Aquellos paisanos metidos en fiestas y arropados aún bajo sus cuentos colectivos, es realmente posible que por aquel entonces todavía creyeran huír con ellos a la labilidad y fugacidad existencial de las vidas, puramente casuales, de los individuos errantes. Tal como parecía pensar Aristóteles, el cometido de los individuos de la catástrofe y la epopeya era hacer seguir una acción mediante su inserción en una trama, es decir, en “una acción entera y completa”, con sus hechos concatenados a sus consecuencias, de ahí que se pueda decir que la trama tiene un gran interés en ellos. Pero lo que no posee trama, en radical distinción de las tragedias, Aristóteles nos dice que es aquel arcaico realismo burlesco y carnavalesco en que se manifestaban las sátiras viejas al albur de caminos, en el errabundaje propio de las borracherías festivas dionisianas. Estas comparsas no actuaban en las ciudades, sino en los komos o aldeas, de cuyos extramuros procedería en resumen la comedia y sus acciones ni completas ni conexas, sin razonamientos ni tramas y —lo que importa mucho más todavía— sin imitación de los héroes serios, sino más bien en toda caso de alguna persona real, tan irreproducible como cualquier mortal individuo existente.
Vida En Colonias
Te exigían silencio, pero, a cambio, te llevaban a una estación de ferrocarril donde olías el humo de las máquinas, y, desde tu butaca o desde el hueco cálido de la cama, recibías el aire cortante de la madrugada de San Petersburgo. Prosistas que aspiraban a regalarte el mundo. Hoy, en un tiempo y un lugar en los que los prosistas posan en las páginas de sociedad de los dominicales de los jornales y compiten en brillantez, miramos hacia atrás, y nos decimos que la gran narrativa del XIX fue la escuela formativa de la sensibilidad burguesa; no obstante, sus contemporáneos no lo vieron de esta forma.
Las teselas del mosaico de este ‘colectivo’, como dice Chirbes, se ajustan, las historias de los individuos se cruzan, se superponen, los destinos y los letras y números desfilan. Al hilo del relato teje una tragicomedia humana, eminentemente balzaquiana, inscrita en su tiempo, en nuestra historia. Y no se preocupen, después de haber anunciado La caída de Madrid, en el año 2000, Chirbes afirmaba ya que no podría proseguir escribiendo porque había escrito su mejor novela.
Lanzarote
Muchos autores han defendido la filiación matrilineal como sistema constitutivo de los linajes lanzaroteños, como parece que ocurría entre los canarios de Gran Canaria y en tribus bereberes norteafricanas de antemano a la islamización. En el instante inmediato a la Conquista, la sociedad maja habría iniciado su tránsito desde un modelo tribal, escasamente jerarquizado y apoyado en las relaciones de parentesco, hacia un modelo de jefatura, en que hace aparición la figura jerárquica del “jefe”, con funciones redistributivas y poder sobre todo el campo insular. Los sentimientos forman parte de la historia, un argumento para definir cualquier forma renovada y real de política. En este momento que la política ha comprendido esto y defienden en sus idearios sociales las políticas de igualdad, de independencia y dignidad en las vidas privadas; en este momento que estamos tratando renovar el significado popular de palabras como hombre, mujer, sexualidad y libertad, me atrevo a rememorar con orgullo que la poesía, la poesía representada por Antonio Machado, apostó por las transformaciones en la sentimentalidad. En una época dominada por los cambios formalistas, estilistas y interesantes de la vanguardia, Machado se atrevió a decir que sólo nacería una exclusiva lírica, o una nueva sociedad, cuando fuésemos capaces de vivir una nueva sentimentalidad.
En nuestro mundo, ni siquiera había vencedor. Ser y pertenecer, esa era la orden única tácita en el caos que nos envolvía. Como si fuésemos una bandada de pájaros rebeldes, que en vez de realizar ejercicios en el cielo prefiriésemos hacerlos en la tierra.
Y ese algo es que todos formamos parte de una experiencia humana común, general, objetiva, que se resume en el universal “vivir y envejecer” de los hombres; una experiencia fundamental que, siendo mi experiencia, es también una experiencia general. Todos somos igualmente mortales y ese ser mortal nos es esencial. Todos los que, sobre la tierra, vivimos y envejecemos, formamos parte por igual del “común de los mortales”, y frente a esta experiencia definitiva cualquier diferencia se nos antoja irrelevante o secundaria. El ideal de la ejemplaridad exige buscar una representación de la subjetividad que, en vez de poner el acento en la excentricidad que nos divide, tenga presente positivamente, por el contrario, aquello que es común y todos compartimos en cuanto hombres.
El país había emprendido otros rumbos y era tal y como si lo que yo había vivido en mi primera niñez y me había ayudado a ser quien era, no hubiese existido nunca. Me dolía meditar que el tremendo aporte de padecimiento de aquella gente había resultado inútil. Los arribistas de ambos bandos habían tomado el poder de la nueva España y escribían la historia a su medida. Los recién llegados – varios de los cuales se apuraban a enriquecerse – no tenían la difusa sensación de culpa que marcaba a la vieja cubierta dominante, engordada a la sombra de la dictadura. A su manera, reproducían comportamientos que tenían que ver con los que mantuvieron quienes llegaron al poder en el final de la guerra civil.