Cabe rememorar aquí que María Moliner y su marido pertenecían a la clase acomodada de Valencia y que esta condición probablemente también la ayudó, ya que otras personas implicadas como ella en los valores de la Segunda República recibieron castigos mayores, especialmente si procedían de la clase obrera. Sin embargo, aún le quedaba bastante camino por recorrer a María Moliner. Una de las mayores aportaciones que logró a la difusión de la lectura y de la cultura en la España de los años 30 fue, indudablemente, la redacción de las Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas, que la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Ficheros, Bibliotecas y Tesoro Artístico del Ministerio de Instrucción Pública, publicó en Valencia, en 1937, omitiendo la autoría. Encontramos los antecedentes de las Metas Pedagógicas en el año 1881, cuando Giner de los Ríos y Manuel B. Cossío pidieron al ministro de Fomento del primer Gobierno de Sagasta la creación de «misiones ambulantes», para llevar a los mejores maestros a zonas rurales mucho más apartadas.
Poetas y críticos literarios de reconocido prestigio acogerán gozosos el nuevo libro y dejarán perseverancia de ello en reseñas, programas de radios, etcétera. Instante podríamos decir que coronaría a la poeta polaca en lo referente a la recepción de su obra en España. El libro ocupó a lo largo de múltiples semanas el primer rincón de la lista de libros mucho más vendidos de poesía y en un poco tiempo tuvo múltiples ediciones y reimpresiones. Pero hay un hecho en 2004 que asimismo de suma importancia en el conocimiento que de Szymborska pasará a tener el lector en castellano.
Devaneos De Lector
Y perdónese al narrador esta punta de desconfianza totalmente gratis sobre la legitimidad de todos los Torán Herreras, la cual apareja una sombra de sospecha sobre la honra quizás inmaculada de Joaquina Herreras, la madre. Son sospechas completamente infundamentadas y el narrador reconoce que se tienen que únicamente a que, dentro de una imaginación libresca como la suya, de un género de mujer como la Torana –o mejor dicho de lo que de ella le ha sido dado atisbar por datos fragmentarios que la tradición oral aún mantiene vivos- cabe esperarlo todo. Pero ya, a un par de días de mi marcha, no deseo demorar por más tiempo el llevarlo a cabo. Madrid tiene otro ritmo; y las notas que llevo tomadas en Teruel, aquí las voy a poner en orden. Son planta nacida aquí y precisan de este clima para crecer lo poco o lo bastante que medren. En La capital española dejaría caer este trabajo; me parecería poco esencial, se diluiría.
Sólo por anticipación podría yo sentir la tierra y el agua. Durante un tiempo, comprendí, la caja donde la habían guardado la resguardaría, limpia, antes de que se mezclase todo, podrido, hasta desaparecer. Me ponía las manos en el pecho como habían hecho con Sigridur, inmóvil, e imaginaba cosas en vez de dormirme.
Martín Caparrós: “somos Muy Buenos Inventando Mitos; No Somos Tan Buenos Ideando Países”
Pero sus inquietudes intelectuales no iban a verse cumplidas con ese puesto de trabajo, muy administrativo y poco creativo. En el mes de febrero de 1924, tan sólo dos meses tras tomar posesión de su nuevo destino como archivera, logró vincularse a la Universidad de Murcia, al ser nombrada ayudante en la Capacitad de Filosofía, trabajo que compaginaba con sus obligaciones en el Archivo de la Delegación de Hacienda. Cabe destacar que fue la primera mujer que se incorporó a esta universidad, y la Junta de la Facultad hizo hincapié en que entraba «por sus méritos» y que le mostraba su «alta estima» al recibirla. Se siente contento y feliz entre los suyos, casi como un niño se entusiasma recordando a Goya, y pensando en su monumento —un monumento «goyesco» y no «goyista»— frecuenta tertulias, parientes y amigos, hace algunas proyectos y se va de su tierra con las manos vacías, un tanto desalentado, empujado por el frío viento de una incierta primavera, quizás pensando no volver más. Todavía es habitual elogiar La caza en contra del quiebro que le sigue, y que comienza en 1967 con Pippermint frappé. Una vía mucho más experimental, de buscas formales prácticamente ineludibles en los años sesenta, que contaban con un nuevo público, el de las salas de Arte y Ensayo.
Doña Margarita fumaba un cigarro falso, un cigarro electrónico, y miraba las olas. Había tomado sus pastillas con medio café con leche, con leche fría, a fin de que el café remita su calor. Todo cuanto sé de sus descendientes y de la vida de Teruel en la segunda mitad del XIX y primera del XX, pese a ser considerablemente más, espera madurarse y posarse de alguna manera; no se resigna a plasmarse en meros datos, ni a amontonarse en fácil literatura desarrollada a vuela pluma. Pero en cambio la Torana, a quien la política importaba un bledo, se atrevía a meterse por los caminos más peligrosos y se exponía constantemente, sorteando carlistas y liberales con la regularidad que a su negocio convenía, a regentar su reata de mulas por los mucho más abruptos parajes de la montaña, cuyas trochas y perdederos conocía como la palma de la mano. No sé si habría alguno más ni tampoco puedo garantizar que todos y cada uno de los citados llegaran a edad avanzada. La enorme mortandad infantil de la temporada y el hecho de no haber oído contar nada de alguno de ellos me hace pensar que quizá Emerenciana, Pilar, Cirilo y Lorenzo lograron fallecer niños Los otros cinco, por supuesto, vivieron y conocieron, como fruto de la semilla sembrada por la madre, una vida llena de compensaciones.
Mientras tanto, el muchacho se había hecho un hombre y había emprendido estudios de historiografía en la facultad local, entre una patología y otra; o mejor dicho, entre los síntomas de una patología y otra. Y había encontrado una novia, enamorada como loca de él, ya que era un hombre muy guapo, como su adolescencia daba ya a entender, la hija única del rey de los tribunales de Lisboa, el célebre letrado Fonseca da Fonseca e Fonseca, primo del médico de cabecera de la familia Silva da Silva y también Silva. Aparte de dorada, la infancia del señor Silva da Silva y también Silva fue asimismo feliz. Por el hecho de que la primera parotiditis la tuvo como todos los niños, de la misma la varicela, la escarlatina, la rubeola, el sarampión, la tosferina y todo el resto de las ineludibles enfermedades infecciosas que torturan la niñez de los seres humanos .
Protagoniza actos de queja contra la guerra de Vietnam y contra la política agresiva del presidente Nixon. Secunda las reivindicaciones estudiantiles, reclama mayores emolumentos para los escritores, apoya abiertamente la candidatura a canciller del socialdemócrata Willy Brandt, en la década de los ochenta se acercará a Los Verdes. Es, en definitiva, un hombre público que no elude en ocasiones la provocación, como en el momento en que felicitó con un ramo de flores a Beate Klarsfeld, la mujer que había abofeteado en el transcurso de un congreso del partido CDU al canciller Kiesinger por su pasado nazi.
Consecuencias Políticas[editar]
En una temporada dominada por los cambios formalistas, estilistas y llamativos de la vanguardia, Machado se atrevió a decir que sólo nacería una exclusiva lírica, o una nueva sociedad, en el momento en que fuésemos capaces de vivir una exclusiva sentimentalidad. Poco tras la publicación en el mes de marzo de En la orilla, el 19 de mayo de 2013, el diario A.C.efectuó una sonada “Enorme Encuesta de ABC”, entre cien escritores, editores, agentes literarios y personalidades de la cultura para escoger La mejor novela española del siglo XXI. Resultó ganadora La Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa (quien disfruta de doble nacionalidad, peruana y española), seguida de Crematorio de Rafael Chirbes.
El saber y la comprensión de este obscuro intérvalo de tiempo invariablemente proporcionan la clave para entender el presente; y quizá no sólo en el caso de la sociedad española” (Göttinger Drucksache). Según ha manifiestado el creador, este nuevo rumbo literario es favorecido por la lectura de algunas obras de George Simenon, que no son las historias del comisario Maigret, sino esa narrativa denominada roman dur, una literatura existencial superior a la de Sartre o Camus. Advierte también que, mientras que John Banville puede escribir doscientas palabras cada día, Benjamin Black llega hasta ámbas mil en una mañana, algo que no se explica pues el primero componga con pluma estilográfica y el segundo, de forma directa en el computador, sino pues a aquél lo distingue la reflexión; a éste, la espontaneidad.