Los únicos datos seguros son sus reiteradas referencias a una civilización localizada más allá de las columnas de Hércules, el presente Estrecho de Gibraltar, y que resaltaba por su riqueza, tanto en su base agropecuaria como en los metales -el nombre de Argantonio se interpreta como relativo a la plata- y por su actividad comercial. También son visibles las referencias a la constitución de una sociedad jerarquizada, en la que el trabajo es incompatible con la nobleza. El proceso de romanización de Hispania, que fue siguiendo en todos y cada territorio a su conquista, convirtió las estructuras indígenas y supuso la integración de estos pueblos en el sistema organizativo de carácter político-administrativo de Roma . El proceso romanizador, considerablemente más lento que la mera conquista militar, implicó la también la aculturación, y en términos lingüísticos, la latinización (incorporación del latín no solo como lengua administrativa, sino más bien como lengua de uso común que favorecía los intercambios frente a la multiplicidad de lenguas prerromanas).
Localmente, se desarrollaron programas artísticos de cierta sofisticación, y se emplearon alfabetos de origen fenicio o heleno para la escritura de algunos contenidos escritos. Los núcleos de población mucho más esenciales, verdaderas ciudades, localizadas en eminencias naturales, se amurallaron (la tipología que los romanos llamaron oppidum), como Asido , Astigi (Écija), Sisapo (junto a las minas de Almadén), Castulo , Basti , Illici , Saiti (Játiva), Arse , Edeta , Castellet de Banyoles, Ullastret, Ilerda (Lérida), Castellar de Santisteban, Castellar de Meca o el Cerro de los Santos. A través de Massalia por parte griega se controlará el comercio de metales procedente de las islas británicas sin necesidad de atravesar territorio etrusco, coincidiendo con una intensificación del comercio fenicio sobre el sur peninsular y una separación de relaciones entre helenos, etruscos y fenicios (consiguiente a las caídas de las metrópolis tiria y focense –572 y 546 a. C.–) que acabaría hacia el 535 a. En la guerra de Alalia, a partir de la como se da un reparto de áreas de predominación comercial en el Mediterráneo más occidental. El campo mucho más meridional de la península ibérica quedaría bajo control púnico al tiempo que la costa oriental quedaría como zona de predominación del comercio heleno. El nivel de avance cultural de este variado conjunto de pueblos era parcialmente menor a los de la zona ibera; aunque con mucha disparidad entre ellos, encontrándose los llamados celtíberos en una región de transición tanto cultural como geográfica (en torno al Sistema Ibérico –que los romanos llamaban Idubeda–).
Colonización Fenicia[editar]
Los Pelendones ocuparon entre otros muchos el asentamiento de Contrebia Leucade, ubicado en la presente Aguilar del Río Alhama. La ciudad celtíbera de Cantabria es el nombre sui generis dado a un considerable yacimiento protohistórico situado al sur del término o paraje llamado Cerro de Cantabria en Logroño. Verraco de piedra de Localidad Rodrigo, monumento propio de los pueblos de la Meseta y el oeste peninsular (desde las zonas de lusitanos y vetones hasta los territorios limítrofes de vacceos, carpetanos, galaicos o astures). Áreas tartésica y de predominación tartésica, y colonias fenicias y griegas. La ciudad romana de Baelo Claudia tenía en la producción de garum su principal actividad.
Los demás íberos también tienen también su «gramática», mucho más esta ya no es traje, porque tampoco charlan todos la misma lengua… Muchas localidades españolas tomaron como patrones a mártires de las persecuciones de época romana. Continuó el culto a las numerosas divinidades prerromanas (Epona, Ataecina, Cernunnos, Zephyros-Favonius, Lug, Netón), al que se añadió, como elemento homogeneizador, el culto imperial, testimoniado en santuarios en Hispalis, Asturica Augusta, Baelo Claudia y Tarraco. «Bronce de los zoelas» o «tabla de Astorga», que pone por escrito un viejo hospitium (pacto de hospitalidad, renovado consecutivamente en los años 27 y 152) entre zoelas, desconcos y tridiavos (pueblos del ámbito de los llamados «astures augustanos» o «cismontanos», a los que asimismo pertenecían los brigicinios y los cabruagénigos).
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Se establecieron eminentemente en Cataluña y en la Meseta Central. Desde ahí se expandieron hacia el norte y el oeste. Los pueblos indoeuropeos conocían el hierro, su economía se fundamentaba en la agricultura y la ganadería, y ciertos practicaban rituales funerarios que consistían en incinerar al cadáver, poner las cenizas en urnas y enterrarlas en los denominados campos de urnas. Desde los comienzos del primer milenio a. Se tienen escritos de textos históricos griegos y romanos sobre los pobladores de la península ibérica. Gracias a esos textos parece que a la península ibérica entraron inmigrantes indoeuropeos y comerciantes mediterráneos.
Precisamente, unció mediante las leyes a un pueblo de salvajes, y fue el primero que les enseñó a someter los bueyes al arado y a pedir trigo a los surcos, y también impulsó a los hombres a cambiar sus salvajes alimentos, a los que había tomado odio, por otros mucho más agradables. Su caso se tomaría por fábula si no fuera como el de los creadores de Roma, alimentados por una loba, o como el de Ciro, rey de los persas, que lo fue por una perra. Asimismo prohibió los menesteres serviciales al populo [«pueblo», entendible como los ciudadanos] y dividió a la plebs [plebe, los que no tienen condición noble] en siete ciudades . La mayoría de los Españoles abandonaron al punto aquel partido, y se entregaron a Pompeyo y Metelo, enviándoles al efecto embajadores; y de los que han quedado se puso adelante Perpena, con resolución de tentar alguna compañía.
Conquista[editar]
De natural violentos, por su total libertad y la carencia de hábito de admitir órdenes, se encolerizaron considerablemente más por sus desdichas cuando se les informó de la respuesta de Escipión, y … Asesinaron a Avaro y a los cinco embajadores que con aquel habían ido, por ser mensajeros de malas novedades y haber tratado tal vez su propia seguridad en la entrevista con Escipión. No bastante después, como hacen algunos en momentos críticos de la guerra, comenzaron a relamer pieles cocidas frente a la total sepa de comibles … Mas, cuando aquellas asimismo faltaron, comieron carne humana cocida, empezando por la de los muertos, que cortaban en trozos en las cocinas; entonces no tuvieron ningún aprecio por la vida de los enfermos y por último los más fuertes utilizaron de su fuerza contra los mucho más débiles. Ninguna depravación se echó en falta en unos hombres cuyas almas se llenaron de cólera a causa de los alimentos ingeridos y cuyos cuerpos en nada se diferenciaban de los de las bestias, a causa del apetito, de sus cabellos y del tiempo.
Desde Caracalla, la extensión de la ciudadanía romana a todos los pobladores libres del imperio había acabado con la cuenta de semejante condición como un privilegio. Exactamente los mismos cargos públicos pasaron a ser considerados más una carga que un honor, y con las reformas de Diocleciano se convirtieron en forzosos y hereditarios. Zonas de la Tarraconense se transformaron en especialmente inseguras, al ser recorridas por bagaudas (bandas de delincuentes formadas por esclavos y colonos escapados, reflejo de la crisis social y económica -comienzo de la transición del esclavismo al feudalismo). «Escipión, es de justicia que tú, lleno de tan enorme virtud, trates con indulgencia a un pueblo animoso y valeroso, y le propongas unas condiciones mucho más benignas que podamos aguantar, ya que en un tiempo reducido hemos atravesado una profunda transformación. Así, de ti depende, y no de nosotros, el recibir la ciudad si nos pones condiciones mesuradas o contemplar con indiferencia de qué forma es aniquilada en la guerra». Este fue el parlamento de Avaro; mas Escipión … Debían ponerse en sus manos y rendir la localidad y sus armas.
Su economía era de predominio ganadero, con una agricultura relativamente menos creada que en la región ibera , aparte de una limitada actividad comercial. Algunos núcleos urbanos estaban ubicados con otros criterios, como Talabriga (Talavera, literalmente «localidad del valle») o Pintia. C., coincidiendo con la expansión asiria en Oriente Próximo, que afectó a las ciudades fenicias al cerrarles los mercados orientales, con lo que se vieron forzadas a reorientarse a los occidentales. La colonización fenicia buscó novedosas fuentes de riqueza en la industria de la pesca (almadrabas de atún) y los salazones, introduciendo técnicas propias que alcanzaron enorme avance y alta rentabilidad, prestigiando los productos de la región (lo que continuó en temporada cartaginesa y romana, siendo la base de las exportaciones –el aceite y el garum–).
A partir de la batalla de Alalia (enfrentamiento greco-cartaginés por la hegemonía en el Mediterráneo occidental –sucedió en las aguas de Córcega en el año 537 a. C.–), Tartessos desaparece de las fuentes escritas, y la cultura material de la zona de influencia tartésica entra en una etapa de caída. No obstante, los turdetanos, el pueblo que habitaba la zona a la llegada de los romanos (finales del siglo III a. C.), seguía siendo visto como el mucho más rico y de mayor avance cultural de toda la península. Según Veleyo Patérculo, la primera colonia fenicia fundada en la península ibérica sería Gadir (Cádiz), ochenta años después de la caída de Troya (lo que, según el balance común en su época, la situaría en el año 1104 a. C., antes aun de la fundación de nuestra Roma –753 a. C.–). Aunque tal datación responde a criterios míticos, la verdad es que muy recientes excavaciones parecen indicar la presencia de estructuras urbanas, si no de semejante cronología, sí de cuando menos el siglo IX a. C.; las evidencias arqueológicas sitúan la fundación de Malaka (Málaga) entre los siglos IX a.